viernes, 10 de abril de 2015

Santos Cojones

Hay que saber irse
a tomar
por culo.
Hay que saber tener los santos cojones, los cojones laicos,
los cojones.
Hay que saber llorar con el pellejo
antes que con la boca y los mocos.
Hay que saber andar hasta el fin del mundo, y cuando se llegue
al fin del mundo
dar un salto
al vacío, y decir, decir, decir en la caída
repitiéndolo como un mantra:
voy a caer de pie.
Tienes que tener los cojones de un santo. Los santos cojones.
Tienes que tener los cojones hinchados como dos
globos aerostáticos
y surcar los cielos montado sobre ellos,
y que dos llamaradas enormes te los calienten de vez en cuando.
Sí, que te calienten los cojones de vez en cuando,
para subir más aún hacia el cielo,
para no bajar nunca más
a la tierra,
para subir y seguir subiendo al cielo
más allá,
al cielo más allá del cielo,
con los cojones bien hinchados,
al cielo, donde están los santos.
Para entrar con los cojones, volando.
Para entrar al cielo sentado sobre tus propios cojones hinchadísimos
como dos globos aerostáticos.
Y que San Pedro, a las puertas del cielo, te reciba
diciendo:
"No has llegado aquí por tu bondad, sino por tus
Santos Cojones".